FINKENAUER PINTA ARQUITECTURAS MINIMALISTAS
por Juan Bufill
LA VANGUARDIA, 21 de junio 2008
En sus últimas exposiciones, Sabine Finkenauer (1961) se ha centrado en aspectos arquitectónicos, aparentemente más hedonistas y formales, y ha ido dejando atrás una vertiente que se podría considerar incluso romántica por sus temas (relacionados con la naturaleza, la infancia y los sentimientos), aunque no por un tono alegre y luminoso que es excepcional en el arte actual. Este tono se mantiene en su obra reciente y me gusta creer que se anticipa, que prefigura un arte y un futuro distintos, ya libres de cobardías posmodernas y de las viejas excusas del nihilismo.
Posiblemente la pintora ha cambiado para seguir jugando de otro modo con las formas, y para dejar claro que también su obra anterior era un juego alegre y serio con las formas. Hasta en esto recuerda esta artista bávara a Paul Klee, y no digo que lo imite, sino que son almas gemelas. En cualquier caso, su visión del mundo y su concepción de la creación artística son muy parecidas. Como Klee, Finkenauer sabe combinar sus conocimientos plásticos y musicales para componer una lograda especie de abstracción paramusical, y lo hace sin renunciar a la recreación poética de las formas visibles, a la celebración de la naturaleza, incluida la humana. Y como Klee, logra conciliar lucidez y ternura, rigor y libertad, humorismo y poesía.
En la muestra que presenta en MasArt con el título Drawing Objects, confirma una evolución por la que una misma clase de abstracción minimalista se aplica ahora a formas arquitectónicas, de una geometría con irregularidades (y por ello humanizada), estructurada en planos tonales y cromáticos, y no ya a aquellas figuras humanas, objetos o elementos del paisaje natural que prota-
gonizaban su obra anterior. Por seguir con el símil, diré que esta sucesora de Klee parece encontrarse en su periodo Bauhaus. Por lo demás, en esta muestra Finkenauer abre nuevos frentes, mediante dos obras que son despliegues tridimensionales de sus pinturas y dibujos: un dibujo floral escultórico, convertido en reja azul desplegable (inspirada en la poesía de Juan Ramón Jiménez, que Finkenauer ha estado traduciendo a su lenguaje plástico, para un libro aún no publicado) y un puzzle de cubos de madera pintada que admiten muy distintas combinaciones estructurales y cromáticas. Otros dibujos son collages de tiras de distintos colores o están hechos con tiras de tela cosidas que forman palabras con aspecto de estructura arquitectónica (la frase en alemán Alles wird gut, todo irá bien, que es como un lema de la muestra).
En otros cuadros utiliza el acrílico, el gouache y el lápiz para componer paisajes arquitectónicos abstractos y composiciones cromáticas. Entre las obras más logradas se encuentran las dos tituladas Arquitectura, de el 2007, que establecen variaciones a partir de un sencillo tema de arquitectura en perspectiva. Una de ellas no ha sido expuesta al público. Pese a las apariencias, estamos ante la misma poética minimalista y cálida que se daba en series entre figurativas y abstractas como las protagonizadas por flores de pintura y niñas con la cara vaciada, como un campo de color después de Rothko.
MasArt Galería. Sant Eusebi, 40. www.mas-art.net. Hasta el 18 de julio